El jaboncito

A los pocos días me desperté con la vibración de mi teléfono móvil. Acababa de recibir un mensaje, era de Simón.

Decía que había engordado mucho de tanto comer salmón en Bali y que le gustaría mucho verme. Hacía un mes que se había marchado y no habíamos tenido ningún tipo de contacto. Me invitaba a cenar sushi en La Haya.

No sabía muy bien qué hacer, al fin y al cabo, habíamos estado mucho tiempo sin saber nada el uno del otro, pero en verdad estaba deseando verle.

¿Quieres leer más? Hazte miembro!

 

¿Eres ya miembro de Epos? Haz clic aquí para seguir leyendo.

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar